A veces el juego se pone
arriesgado. Podemos abandonar la partida o, si vale la pena y no nos falta
valor, apostar fuerte y seguir jugando. Otros optan por romper la baraja… a la
altura del corazón.
El día que tú no ardas de amor, muchos morirán de frío.
miércoles, 18 de junio de 2014
Demasiado hermoso para ser real
Igual que empiezan los cuentos, en un país y
tiempo muy lejanos, hubo una vez una historia que parecía demasiado
hermosa para ser real. Los ojos de los amantes brillaban y las risas
eran música. Las palabras eran futuro y semillas de flores
de colores. Entonces alguien dijo: "tendrás mi corazón para siempre,
tuyo es", depositando la urna en unas manos esperanzadas. Besó al aire y
se fue, con largas zancadas y sin mirar atrás, llevándose su vida, su
tiempo, sus promesas, su mermelada de naranjas amargas, sus caricias.
Una eternidad después, al abrir la caja, no quedaba en ella más que el
humo triste de carbón apagado. El corazón no sobrevive sin aire, sin
besos, sin futuro, lo sabe todo el mundo. Era una historia demasiado
hermosa para ser real. Y no lo era.
domingo, 8 de junio de 2014
Maternidad
Son dulces, como el algodón de azúcar o los besos fugaces y robados, tiernos
como la sonrisa que nace entre las lágrimas del bebé o como el consuelo de las
manos de la madre. Renuevan la adormecida esperanza como un arcoíris tras la
tormenta y la alegría absurda y loca de los reencuentros de los enamorados. Están
vivos, temblorosos y cantan, ríen y tiñen
el horizonte con un futuro amable. Pero también
son frágiles como delicado cristal o un corazón solitario. Jugar con ellos es
peligroso para la ilusión. Es casi imposible recuperarse del desgarro de su
extravío. No querrás sentir la tristeza irreparable de perderlos.
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